Poesía Callejera
14 de junio, 17 hrs. en Café con Letras
subida Almirante Montt 316,
Cerro Concepción, Valparaíso.
avenidapoesia@gmail.com
(Foto: La peligrosa vida del artista)
El jóven poeta Enrique Winter se incorpora a Avenida Poesía con una selección de su libro "Atar las naves" (2003) y con dos traducciones inéditas del laureado poeta inglés Philip Larkin.
Desde Valparaíso Jorge Polanco presenta parte de su obra inédita "El lugar de una constelación". Cuatro poemas fronterizos al silencio, susurros, "cuotas de verdad aniquiladas lentas por el fuego".
Palabras, palabras, palabras... Diego Alfaro Palma publica cuatro nuevos poemas.
A la espera de la lluvia una desencantada sinfonía: "Todo ha terminado para ti"; una nueva versión del poema de Claudio Roa.
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Soltar la cuerda
Nunca aprendimos a saltar la cuerda.
Mis padres la olvidaron
en el bazar de Presidente Errázuriz
dos nueve cero uno.
Al techo del lugar sigue amarrada,
balanceando a mi abuelo.
En la vereda
Las micros trotan y son nuestras naves.
El continente Pueblos, por pequeño,
no tiene terminales ni es porteño.
Sentarse en su vereda a ver las aves,
ojo de pez soy sin boletos, sabes,
es prender fuego a guías de Carreño,
al siglo y al comercio en cada leño,
ver ascuas de tu cuerpo y de tus claves.
Sentarse en la vereda de un pueblito
es darle un fulminante gancho de box al
tiempo
y a la ruma de libros y a las
monedas y a ti.
Terminales comunes
Sólo la vuelta de otras niñas en bicicleta
da origen a la plaza en donde puedo
escribirte.
Los círculos concéntricos del cielo
trazan decenas de gaviotas
mientras tu mano se esculpe a sí
misma
(vuelos de águila sobre el tocador).
Estos retoques a la piel del mar
hacen de los pelícanos cucharas
en las pestañas del océano.
El agua es tu perfil,
oculto por la niebla de los puertos
girando en bicicleta.
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Ventanas altas
Cuando veo a una pareja de jóvenes
y supongo que él se la tira y que ella
toma pastillas o usa un diafragma,
sé que esto es el paraíso.
Todos los viejos lo han soñado en vida:
dejar los nudos y gestos de lado
como a una vieja trilladora y todos
los jóvenes en largos resbalines
a la felicidad, sin fin. Pregúntome
si alguien al verme hace cuarenta años
luego pensó, Así será la vida;
no más Dios ni sudar cuando esté oscuro
sobre el infierno y lo demás, debiendo
guardar tu opinión sobre el cura. Él
y su pandilla irán al resbalín
como malditos pájaros libres. Y de inmediato
más que en palabras, pienso en ventanas altas:
el vidrio que contiene al sol
y más allá de él, el profundo azul del aire, que muestra
nada, que está en ninguna parte y no tiene fin.
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LIBROS PUBLICADOS
"Atar las naves" Ediciones del Temple, 2003.
ENLACES
Poemas y críticas: Ediciones del Temple/ Página de Alejandro Lavquén/ Proyecto Patrimonio.