domingo, marzo 18, 2007

Claude Beausoleil

Claude Beausoleil


Migración

( I )

Todo huye todo regresa

Hay versiones infinitas de lo real en migración
La escena recomienza a desbaratar la multitud encorvada
Los argumentos del tiempo son las únicas fronteras
Qué huracán de sangre de arena o de viento blanco
En las nieves insólitas y los paisajes ardientes
Ha depositado el germen del cambio que persiste
A renacer a rehacer la línea del destino perfilado en cada uno
A los límites de un silencio del cual la ciencia o el olvido
Son las explicaciones las más débiles en la duda
Ya que es necesario proseguir las vagancias inagotables
En la acogida o la perdida la fiebre y los desgastes
Tira su voluntad al pavimento negro de los sueños
Sólo territorios tumultuosos se distinguen al horizonte
Nuestra palabra aún es un escalofrío del éxtasis
Una manera de habitar la huella de choques toscos
El tumulto del día como la paz de las materias
Un tiempo lleno de secreto repleto de desorden en todo
Se va solo y altivo en el polvo de la época
Las sacudidas de la mirada cambian las alianzas
Para que de un lugar profundo en el mismo ajustado
Surja la pulsión de nombrar esta figura de territorios
Insinuando en el espacio una arquitectura de sombras.





( II )


Todo subsiste todo se desvanece

Saqueos de esperanzas a los destellos de otras voces
Se escuchan en la noche más opaca que la angustia
Más sorda de tentación a la vez fuego y hielo
Hasta tal punto las quimeras arremeten al abrazo
De la única autorización que el día dejó
Filtrar en cada cuerpo cada lugar cada mano
Todo se enmaraña en distancias de tierra y de aire húmedo
De zonas resecas donde los invencibles vientos
Dan del duro tormento el canto el más exacto
Hay paisajes que invaden el alma de la tierra
Los envuelven al alba ellos se descubren cuando anochece
De pie en los declives de una salva de ilusiones
Vamos hacia dramas con aspectos de un mito
Qué otro desatino qué conciliación celeste
Qué máquina descabellada qué poder lúgubre y glauco
Pero también qué esperanza qué rostro o ternura
Imaginan la continuidad al alcance de todos los ojos
De tan alto de tan lejos del más vasto de los azares
Las líneas retoman su aliento en la migración
Ellas inventan los suelos los signos y los cielos
En las formas ocupadas en el corazón por la pasión
Repitiendo que existen versiones infinitas de lo real


( III )


Todo habla todo transita

En la deriva absorbemos el arrebato de los suelos
Los traslados humanos trasvuelan lentamente
Los estados contrarios al mundo que cambia
En la complejidad de desmoronamientos y de rabias
Al borde de la palabra maciza apretada en letras de arcilla
Negras como el zozobro de las mentiras oscuras
Que un fragor de gestos tornan su quiebre en fiebre
La última traición es la de abandonar su cuerpo terrestre
El de la única salida que permanece en la memoria de la edad
En los rumores del siglo de la ciudad donde el tiempo
Persigue el frente de todos los espectáculos interiores
Avanzamos sin rencor con el manantial en la frente
Una calle se hace una huella se convierte en rostro o curva
Un lugar desaparece bajo las cabezas indagadoras
Mientras el sonido grave de los alrededores se expande
En otros tantos fragmentos que las manos son atadoras
Las horas las aglomeraciones los cantos y las lenguas
Están en los talleres negros de inefables razones de ser
De permanecer al centro del vértigo tan fraternal
Cuyos densos acentos reflejan el dolor íntimo
En una migración abierta a los ecos del paisaje
Tomando en sus impulsos la audacia de la conciencia







(IV)


Todo canta todo se dispersa


Caminan golpeados por la profusión de los deseos movedizos
Con el sufrimiento en la frente se aventuran en el allá
Todo el peso de los choques y de las fisuras intensas guía
En la migración las figurillas surgidas de la realidad
Los límites del lugar imaginan los infinitos del trazado
Una vía y otra y un desvío de repente oscuro
Libertan aires lejanos ligados a los cuerpos que se encorvan
Entre ellos el hilo de los caminos avanza lazo interior
La tierra las manos las espaldas toman el color de la hora
Piensan en los gestos de perseguir y de divagar sin fin
Una herida inicia la esperanza secreta de un canto más denso
En el ardor y la aplicación del ajedrez a la deriva
Sismógrafo inventando el diluvio irrevocable de los signos
Más allá de los obstáculos de esta esfera humana
De norte a sur dejan el instante de las eternidades
Los hemisferios dictan gravemente una coreografía
Un vértigo de los cuerpos se descubre anónimo y caliente
Como el absoluto oscuro de las miradas inquietas por ir
Así al principio del espejismo donde surgen
Las travesías inauditas los puntos del día las marcas
Imbricadas en los trazados en el sentido del descifre
En ademán de los escombros de un viaje en el presente





Montreal tu te vas
a Monique LaRue

Montreal te vas y la nieve me lleva
mi ciudad agujereada de tiempos mi ciudad de noches invernales
de blancos de memoria de trabajos inseguros
Montreal tu te vas todas tus calles me abandonan
por un poema en descenso por nada
sólo como para ver por suerte
un pesar la ilusión un rodeo o bien el fin de las alegrías
sin orgullo en las vitrinas imposibles
nadas que mueren y que renacen de ayer
Montreal tu me pierdes Montreal eso eres tú
en esas calles desnudas en los bloques de vidrio
esas imágenes y libros te cuentan historias
los mentirosos sin fondo de una callejuela adonde nadie va
más lejos eres todavía tú más adelante en el vacío
tu edificas pobre ciudad pobre infancia infinita
la memoria y los textos de forma irregular
de las avenidas nacientes imprimen sin razón
las otras dimensiones de las auroras y de los bullicios
el alba es blanca tu cielo naranja y tus ojos azules
yo reconozco tu aire tu manera de hablar
las mezclas de tu sueño nacido del lugar para durar
Montreal tu no sabes si tus bares están cerrados
ni si perseveras cuando la escarcha te nombra
si los aleros del hielo recuerdan poemas
la gran sainte-catherine street los neones cansados
los estruendos
Montreal tu revelas tesoros que los marinos profanos
jamás sabrán decir la ilusión o la amplitud
o la ley bajo el yugo del hielo que nos engulle
pues qué decir de una ciudad que surge de ella misma
atravesando su leyenda iniciando sus relatos
al borde de un soplo frío en el abismo sin tregua
ciudad de soledad ¡OH! ciudad de mi única esperanza
Montreal de mi vida Montreal de mi alma
tus recuerdos me desgajan frente a los olvidos
tus terrores me fulminan tus faltas me seducen
Montreal anulada Montreal triturada desatada
qué red de tempestades te entregará tu visión
Montreal de mi tiempo visitando séquitos
y hablo de ti cuando la noche se escapa
y hablo de un poema escrito sobre tu paso
tu ibas ese día en una mañana sin fin
Si dar la respuesta al vacío “nial”

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