viernes, junio 23, 2006
domingo, junio 18, 2006
Unas cuantas actividades
El lunes 19 de junio a las 19:00 el profesor y poeta Pedro Lastra dictará una conferencia sobre la Poesía y exilio. El evento se realizará en el Instituto Chile (Almirante Montt 454, Santiago) organizado por la Academia Chilena de la Lengua.
Hugo Mujica
A través de tres sesiones, se abordarán las tres temáticas fundamentales de la obra de Hugo Mujica: “La Palabra Inicial”, “Poesía y Mística” y “Poesía y Silencio”.
La primera jornada, que es abierta al público y será el 19 de junio a las 19 hrs en El Observatorio de Lastarria, comenzará con un recital de poesía de boca del propio Hugo Mujica, con una selección de sus poemas intercalados con lecturas de fragmentos de sus ensayos sobre poesía a cargo de Cristián Warnken y Armando Roa.
La segunda parte constará de una entrevista-conversación con tres alumnos de la Escuela de Letras y Literatura de la UDD. Durante los días martes 20 y miércoles 21 de junio, Mujica realizará un taller con los alumnos de la universidad y estudiantes invitados de colegios. (Más información aquí)
sábado, junio 10, 2006
Destiempo
Fe de Ratas
Avisamos las siguientes correcciones:
* Correcciones pertinentes a los poemas de Enrique Winter, Jorge Polanco, Renán Ponce, Diego Alfaro...
* Carolina Hasbún en realidad tiene 3 hijos, no dos...sorry!
Cecilia Casanova
Esta mañana se concentraron los pájaros
en mi ventana.
Cantaban todos a la vez
sin ponerse de acuerdo.
Los oía apenas,
cubierta con las sábanas
y esa tristeza que me quedo de anoche.
Indefensa, en posición de nacer,
añoro esa amplitud
que me hincha a veces
como a las palomas.
Los juegos del sol
Las cosas recobran su unidad,
el sol cansado de desdoblarlas
se echa a mis pies.
Como todas las tardes
espero su metamorfosis.
Cuando Ana suba con el café,
será un triángulo,
un ojo buscando altura.
Si mi hijo menos estuviera
pretendería cazarlocon su sombrero de paja.
Mientras llueve de abajo para arriba
Sin padre
ni madre
ni perro que te ladre
arrancas las hojas del calendario
mientras llueve de abajo para arriba
y en tu cuarto se acentúa ese aire de estación
de paradero
con los muros tapados de postales
y de niños que crecen por fotografías
Entristece pensar que así como se han ido estos años
puedan irse otros todavía
haciéndosenos tarde para todo
menos para comprobar
lo que tú y yo hemos sufrido.
Las tristes formas de comunicarnos
La noche entera viajamos turnándonos a Javiera en los brazos
Pese al cansancio cantábamos
todos íbamos cantando
mientras la nieve cubría los vagones
y la tristeza se acumulaba en nosotros
Tristeza a la que iríamos habituándonos
como si nos hubiera salido un corazón más
u otra mano
Bueno madre usted comprende...
Y yo comprendo cuando Camila en el trópico
rompe su piñata embadurnando la alfombra
y Sebastián llora en el baño
como fondo de una cassette
Tristes formas de comunicarnos.
Esplendor
Por última vez
abrieron las ventanas,
los familiares reunidos
en torno a sus cosas.
Ninguno quiso nada;
serían para los pobres.
¿Qué harán ellos con el brillo?
Porque lo que más abundaba
era el esplendor en sus cajones.
¿Qué harán con la capa
que le servía para salir del teatro de París
y en la cual nos metimos tantas veces
jugando al circo, bailando
como un inmenso elefante rojos?
¿Qué irán a hacer los pobres
con tus plumasy las borlas de tus vestidos?
Destino
Ni el pájaro pese a sus alas
puede volar
más allá de lo escrito
Desde el pentagrama del alumbrado
Las golondrinas
alineadas sobre la pauta
ensayan su fuga
¿Adivinas?
¿Quién zumba entre el otoño?
Abres la ventana
Y ves a una niña haciendo señas
con un paraguas
Una lobelia
oculta bajo unas matas
es lo único azul
De Alguna manera existes
A Enrique Lihn
Por la noche
Te perturba tu estado
¿y sales?
Entonces cruje mi velador
y aunque mi corazón se desbande
me conmueve saber
que de alguna manera existes.
Despedida
La fuente
se adelantó a la pena
de la despedida
Chinchosa palomas
desde el alero
alardeaban su celo
Si alguien
hubiera entrado a la habitación
habría visto sólo la cama
El amor
los volvió invisibles.
Enamorados
En plena tormenta
llegaron al hotel
Han transcurrido mil años
y aún no despiertan.
¿Fue un pájaro burlón
el que cruzó mi ventana
o el espíritu de alguien que se reciste
a entrar en lo que desconoce?
Una estrella revestida del más noble sueño
Exagera la calidad de la noche
De pronto
el amanecer será arrojado como un puñado
y el tenaz insomnio
no habré sabido pactar con la muerte
una flor a cambio de la vida.
Voy a poner a secar mi espíritu
Para Adriana Valdés
Voy a poner a secar mi espíritu
al igual que esos frutos
que uno ve en los tejidos
camino a la costa
Es demasiado joven para mí.
Totoral
La iglesia no contaba
con un ángel de mármol
que impusiera respeto.
Sólo murciélagos criados en el armonio.
Tal vez de noche
baje un ángel verdadero y toque
para atraer a Dios
que voló de aquel derrumbe
Tema de pájaros
Porque tenemos mucho que decir
callamos de una manera torpe.
Habituados a oírnos
en el movimiento de las manos
en la actitud de volver los ojos.
La ventana nos brinda temas de pájaros
pero cuando voy a señalártelos
el cielo está solo.
Regresamos perdidos cada uno en un bosque
Demasiado cerca para rozarnos.
Publicaciones:
Como lo más solo (1949)
De cada día (1959)
Los juegos del sol (1963)
Poemas y cuentos (1969)
De acertijos y premoniciones (1971)
Estudio número cinco (1982)
Quién es quién en las letras chilenas (1977)
Vesania (novela, 1988)
Los invitados de tu memoria (1993)
El sonido de las estrellas (1997) Estación Termini (2004)
Rosa Cruchaga
Sé que me voy. Me voy retrocediendo
como el salmón que vuelve cuna arriba.
No alcancé nunca al mar, estando viva.
No llegaré a las cumbres, falleciendo.
Sé que te vas, te vas y no queriendo:
como una esponja amarga y fugitiva.
Hasta el fondo del mar con tu saliva,
sobre la arena rosa oscureciendo.
Sé que te vas de mí. Que nada queda:
ni un rastro ni algún sauce que nos pueda
llorar de bruces arañando el río.
Yo nunca llegué al mar. Yo nunca:
siendo que aquel morir inmerso era lo mío.
Y que. me voy, te vas. Nos vamos yendo.
Esas playas
Qué será de esas playas. Tu arena perseguida
por la imaginaria espuma de tu boca.
Tu arena de apuestas perdidas y cáscaras rojas.
Lucia añejo el borroso horizonte.
Tu sonrisa era apenas amapola amarilla.
Las actinias flotaban con su anillo disuelto
en secresión amarga.
Qué será de esas salmueras
con que tú, a ti, te perseguías.
Humeaba turbio el horizonte
bajo la piel del aire, sobre la piel de nadie.
El diluvio, el desierto, la esponja de los sauces
y tú, Novia, lloraban. Tú tragándote y tragando
la huella incomprobable que dejan las anguilas
Qué será de ese oleaje
en que te buscabas y desaparecías.
Y de las amapolas amarillas.
Barro con ansiedad, por si encontrara
un poco de Piedad: mía conmigo.
0 un mendrugo de pan, siendo yo el trigo
doblado al viento: como si amasara.
Refriego hambrientamente una cuchara
que me diera su máximo. Consigo
destrozarme las uñas: pero sigo
Persiguiendo con sangre el agua clara.
No sé, mi Dios, qué busco y qué rehúyo:
en tanto menester diverso cuyo
resultado común es descontento.
Restregar lo que el hambre dejó puro,
remecer lo que el tiempo hizo seguro,
y quejarme por nada: como el viento.
Cuando éramos eternos
Pensar que un día éramos eternos
como trinidad de a dos y el aire entre ambos solamente.
Hacíamos la luz al apagarla.
Las piedras cantaban con envidia, inmersas
en el silencio con que nos entendíamos y evaporábamos.
De nosotros brotaba la historia universal
Eramos el arca y el diluvio.
El bendito Mar Muerto y las malas ciudades sumergidas.
Desde nosotros partían los nómades transeúntes
cuando andábamos lento bajo un solo paraguas.
Nuestros dedos tomados eran la causa inmóvil
de la hilandera Penélope y las guerras de Troya
De los conciertos de Arrau y nuestra pobreza sin plateas.
Con cabezas juntas de reloj de arena saboreábamos
un compás escondido para las sonoras pericias.
En los veranos como un racimo caído
se agachaban ramos y zorzales sin hallarnos
No supieron que fuimos rama y trino buscándonos.
Nuestros abrigos sin moda coincidían en tiempo.
¡Qué felices malezas afeaban los parques!
Quizás quitamos el sol a un tragaluz de sótano.
O se desbandó el río de nuestra saliva ahogándonos.
Eramos casi nada y suficiente
para crear un mundo que nos dio la muerte.
Publicaciones:
Descendimiento (1959), Premio Alerce, Sociedad de Escritores
Después de tanto mar (1963). Editorial del Pacífico
Ramas sin fondo (1967). Editorial Muralla (Avila, España)
Poesías (1970). Ediciones Separata Revista "Mapocho"
Raudal (1971). Imprenta Universitaria.(Prologo de Neruda)
Elegía Jubilosa (1977). Separata Revista Mapocho
Bajo la piel del aire (1978). Nascimiento
Otro Cantar (1983). Revista Mapocho.
Sobremundo (1985). Editorial Muralla, España
Antología Breve (1987). Revista Artenea, Universidad de Concepción
La Noche del Girasol (2000).Santiago de Chile
La Jarra Oscura (2003).Ediciones Ala Antigua, Santiago de ChileVenga el bosque a buscarme. Ediciones Ala Antigua, Santiago de Chile (2004).
ENLACES:
viernes, junio 09, 2006
Eliana Navarro 1920-2006
Resuena sólo el viento.
Resuena sólo el canto del silencio,
con ese ruido sordo de caracol marino
que tiene algo de frío, de misterio.
Aquí, hace mucho tiempo,
una noche estuvimos,
una noche en que ardían lámparas vacilantes
y nos rodeaban máscaras
pálidas vestes, túnicas marchitas.
Hablábamos de cosas sin sentido
y envueltos en la música reíamos,
con una risa larga semejante al sollozo.
Sabíamos que afuera
la luna navegaba en un aire nupcial
y la fronda tejía sobre el suelo
arabescos móviles, vagos perfiles de la noche.
Pero nada era nuestro.
Desprendidos del mundo, inmóviles viajeros
hacia un extraño reino desolado,
huyendo, huyendo de nosotros mismos,
las manos prisioneras, caminábamos.
Déjame ir hacia la luz
donde navega fantasmales
los rojos barcos del poniente.
Tarde de sol, desvanecida,
manos cortadas en el viento.
humo y ceniza
por los cerros.
Déjame ir.
¿Qué nudo me sostiene a tu centro?
Nací para la luz,
para el sol, puro, abierto.
y con sus crines desplegadas,
galoparan con estruendo por caminos soleados
haciendo orillar el polvo en nubes pasajeras
como si puertas cerradas miles de años
se abrieran rechinando en tus goznes mohosos
y en los umbrales aparecieran figuras desvaídas,
sombras gesticulantes,
siluetas silenciosas, que aguardan.
Como si empezaran a sonar orquestas invisbles,
roncos violines bajo las sombras oscuras.
Como si muchas voces se pusieran a hablar
en muchas lenguas,
tiernas o maldicientes.
Como si todo ese fragor sonoro,
se fundiera de pronto en un solo clamor.
en una nota unica, repetida y vibrante.
¡Oh, ausencia, oh, amor perdido, oh, soledad
oh, muerte!
En mi trabajo
Hace ya tantos años
que camino estos pasos
que combino estos signos
que escucho estas palabras.
Entro todos los días
en este gran recinto de mármoles silentes,
silente yo también.
Cruzo grandes umbrales agobiados de historia
con mi pequeña historia transparente.
A veces, luminosa, en medio del silencio,
resuena una canción,
una canción que nace de mi alma.
Los segadores vuelven los campos y cantan,
envueltos en la luz del sol poniente.
Si colocas tu mano sobre mi corazón,
oirías tal vez ese loco tumulto
de voces y de imágenes que nunca conociste,
esa antigua canción
que ahora nace y resuena en este ámbito oscuro.
Es que todos llevamos las visiones amadas.
¿Y cuáles son las tuyas, las de los otros,
de los que cruzan todas las mañanas
estas puertas solemnes?
Si un día esas visiones se animaran.
Si recobraran vida.
¡qué escenario lleno de colorido,
qué algarabía sería este recinto!
Acaso estoy diciendo palabras sin sentido
frente a estos fríos mármoles antiguos.
Sólo quiero expresar que una angustia indecible
me invade cuando subo sus altas escaleras,
como si muchas voces presas en el silencio
resonaran de pronto, inundaran mi ser
y quisieran hablar por mis palabras.
Como si muchos pasos amados, admirados,
confundidos entre ellos los adorados pasos de mi padre,
tocaran levemente las escalas
con un rumor de secreta presencia,
de vida rezagada.
por eso te pregunto: ¿Oyes esa canción?
¿Escuchas esos pasos?
Hace ya muchos años, una vez los sentí,
pasos tenues, levísimos, en la hojarasca húmeda,
¿Escuchas esos pasos?
Tú no respondes nada.
Entonces yo te ruego, casi desesperada,
abrázame muy fuerte
para que retrocedan los pasos de la muerte.
(Biblioteca del Congreso Nacional, 1976)