29 años, 3 hijos, un libro y unos cuantos árboles. Carolina estudió Psicología en la Uniacc y hoy cursa segundo año de Literatura en la Universidad del Desarrollo. Ha participado en los talleres de Cristián Warnken, Enrique Lafourcade y de Raúl zurita, quien prologó su libro “Sibila poesía” autopublicado el año 1998. Los poemas aquí presentados son inéditos, parte de su dedicado y silencioso oficio poético, un oficio que “se sostiene por sí mismo”, un viaje vertical al infinito.
Misivas Pasajeras
Misivas Pasajeras:
Retengan los momentos que no llegan,
Vuelvan nítido un instante
El aroma que hace un tiempo ya se extingue.
Nota clandestina:
Revive la mirada que desviste
Y hazlos como otrora sonreír
Pues sentíanse inocentes
Abandonados en los brazos de la noche embriagadora.
No eran sino miradas de ojos grandes
Transmitiendo en sus pupilas
Lo imposible.
El juicio
Si el día y la noche
Fuesen sólo facetas del tiempo,
Estados de ánimo,
Caprichos del cielo,
Buscaría siempre al alba
Para extraer su tibieza y energía.
Y por las tardes,
El sol, en su agonía,
Me entregaría al horizonte en llamas,
Para provocarme,
Inmersa en su arrebol enardecido,
Intensas pulsaciones,
Impulsos delirantes,
Prófugos placeres
Que se esconderían otra vez del juicio,
Aquel juicio que me gobierna desde un principio.
Trance
Silencio que seduces a mis voces.
Silencio que me invitas
A sumergirme dócil en tus aguas profundas.
Silencio, aliado mío,
Quiero explorar todos tus rincones,
Incluso el territorio donde las aguas terminan,
Donde las puertas se cierran,
Donde nacen y mueren todos los secretos.
Silencio:
Llévame despacio
Hacia esa zona impenetrable
Anclada al centro de todas las preguntas
Y déjame nadar un poco en el misterio.
Mas no quiero perderme en este enigma
Debes sacudirme de este trance.
Por eso recuerda, silencio amigo,
Al terminar el viaje,
Depositar mi cuerpo en la orilla de tus aguas
Para resurgir nueva hacia la superficie,
Emerger con más fuerza hacia la tierra.
Cuando ya no quede nada
No te olvides despertarme.
Misivas Pasajeras
Misivas Pasajeras:
Retengan los momentos que no llegan,
Vuelvan nítido un instante
El aroma que hace un tiempo ya se extingue.
Nota clandestina:
Revive la mirada que desviste
Y hazlos como otrora sonreír
Pues sentíanse inocentes
Abandonados en los brazos de la noche embriagadora.
No eran sino miradas de ojos grandes
Transmitiendo en sus pupilas
Lo imposible.
El juicio
Si el día y la noche
Fuesen sólo facetas del tiempo,
Estados de ánimo,
Caprichos del cielo,
Buscaría siempre al alba
Para extraer su tibieza y energía.
Y por las tardes,
El sol, en su agonía,
Me entregaría al horizonte en llamas,
Para provocarme,
Inmersa en su arrebol enardecido,
Intensas pulsaciones,
Impulsos delirantes,
Prófugos placeres
Que se esconderían otra vez del juicio,
Aquel juicio que me gobierna desde un principio.
Trance
Silencio que seduces a mis voces.
Silencio que me invitas
A sumergirme dócil en tus aguas profundas.
Silencio, aliado mío,
Quiero explorar todos tus rincones,
Incluso el territorio donde las aguas terminan,
Donde las puertas se cierran,
Donde nacen y mueren todos los secretos.
Silencio:
Llévame despacio
Hacia esa zona impenetrable
Anclada al centro de todas las preguntas
Y déjame nadar un poco en el misterio.
Mas no quiero perderme en este enigma
Debes sacudirme de este trance.
Por eso recuerda, silencio amigo,
Al terminar el viaje,
Depositar mi cuerpo en la orilla de tus aguas
Para resurgir nueva hacia la superficie,
Emerger con más fuerza hacia la tierra.
Cuando ya no quede nada
No te olvides despertarme.