Poemas inéditos
En vez de cenizas______________________________________hollín
En vez del sol de la tarde_____________________________luz eléctrica
En vez de oscuridad__________________________________recovecos
En vez de la desesperación_____________________________la ceguera
En vez de silencio_______________________________________huida
En vez de metafísica________________________________somnolencia
En vez del paisaje____________el escarabajo Samsa incinerado en la hoja
En vez de la inocencia____________________el aturdimiento de la caída
En vez de la palabra___________________________________la asfixia
En vez del repliegue____________________el interior de las palpitaciones
En vez del esplendor del día___el poeta derrotado por el fragor de la noche
Allí vuelve Miguel, viene de la muerte y toca la puerta. Toda la madre se acerca a abrir. Va a la escuela atravesando la escarcha del camino. Las sandalias y el uniforme se remecen con el viento, y el invierno duele en las piernas. Al pasar mi madre visita a su abuelo en el fogón. Los hermanos se aprietan mientras Miguel espera en el jardín. ¡Hola Miguel! -las ventanas están cubiertas de escarcha.
En la escuela la madre aprende caligrafía cerca de la fogata. César también está allí, se acerca. En el jardín es de noche. Allí vuelve Miguel, viene de la muerte. Todos rezan al interior de la casa. Los retratos envejecen, y la madera se escarcha. Todavía siguen ahí los dibujos de la abuela en la sabana. Allí viene César, golpea la puerta, viene de la muerte. Allí también está el tío Manuel, el tío Emilio y la tía Margarita. Juegan entre ellos al lado del brasero, pero el fuego se escarcha.
Wang-Fô teje el estambre con la suavidad del laúd.
Los colores fijan sus luces diamantinas, señales de una llamarada desmentida por un amasijo de manchas confusas. No se sabe si Wang-Fô desconfía demasiado o si el mundo no es más que un cúmulo de imágenes umbrías, borradas sin cesar por nuestras lágrimas.
Los poetas también intentamos pintar las letras, uniendo la niebla del lenguaje, presintiendo los secretos íntimos de los recodos, como si las palabras ardieran y al mismo tiempo quemaran sus propias cenizas.
Por eso los dos intuimos que la vida arañada por las palabras sólo abre la diáspora del alba.
Estuvimos tan cerca del silencio
Estuvimos tan cerca del silencio y tan lejos de la vida. No bastó correr descalzos, caer desvanecidos en la extenuante claridad del mediodía y traer al insomnio los pies heridos de lluvia. La lucidez solo llega de noche: cuotas de verdad aniquiladas lentas en el fuego, pavesas impulsadas como gusanos en el féretro, amores aporreados por el azadón anónimo del sepulturero. Hambrienta e insatisfecha la descarnada boca de madrugada arrasa con el rumor, la sombra, la endecha, la agonía. ¿Es tan lejos pedir y tan cerca saber que no hay? Los versos se extinguen como se extingue la oscuridad, como me extingo yo pausado en las palabras, como desaparece con el sol la sed en el cántaro. Pero ¿qué hacer Alejandra? La tristeza es torpe, necesita ocultarse en los párpados.
El lugar de una constelación
“Nada/ habrá tenido lugar /más que el lugar
exceptuado/ tal vez /una constelación”
Stéphane Mallarmé
Las series se limitan en la hoja, indagan la base en la cual el silencio amenaza con la palabra sellada, con el tiempo y el espacio buscando el lugar de una constelación. Pues ahora el horizonte se disipa en la sombra /de un eco los ojos reducidos a párpados depositan sus vestigios en la sombra de la voz Los ojos esperan en la oscuridad la madrugada de una nueva estancia descubren en lontananza la cicatriz /de una nueva herida. Pues toda poesía es una herida: el peregrinaje de lo finito donde la nada /y el ser se topan, la intensidad de la fuga, en el más hondo /desgarramiento, donde los poetas continúan la cadencia perpetua del silencio en el tiempo.
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DE "LAS PALABRAS CALLAN"
"La parquedad es aquí cautela respetuosa ante lo sagrado del nombrar, comedimiento necesario que encierra también un signo de interrogación frente a la palabra cuando esta sucumbe al deterioro, el trajin o simplemente el agobio de la sobreexposición".
Armando Roa Vial, sobre "Las palabras callan".
A PIZARNIK
Cada palabra ahogada
deja un agujero en la noche.
La muerte huele a cenizas húmedas:
el poema se escribe
no se puede hablar con claridad
y las palabras abandonan su centro.
Un vocablo no debería mencionarse
sin escuchar en la noche la ausencia
como un agujero en los ojos
VALLEJO
Hacia dentro, muy dentro, me moriré en París con Vallejo,
nostálgico de una lengua en piedras, nostálgico de palabras-guijarros,
de acumulaciones trizadas de tiempo
me moriré sin aguacero sin historia sin vejez,
me moriré esfumado en la palabra, me moriré diseminado en el deseo,
hundido hacia dentro, muy dentro, donde ya no hay sangre ni voz.
LIBROS PUBLICADOS
"Las palabras callan" Editorial Altazor, 2005.
"La zona muda" Ril Editores, 2004.
Enlaces:
Crítica de Armando Roa Vial
Texto "¿Quién escribe?
Enrique Lihn/ Juan Luis Martinez"
1 comentario:
El encargado del registro carcelario: Hoy recibe cerca de 90 personas algunos inocentes otros culpables, todos al mismo costal dentro de poco separados como ganados para se enviados los diferentes penales del Perú, pronto empieza la gran pesadilla, ahora alisten sus manos que sus dedos serán fichados con tu alma asta la eternidad un ate sedente que marcara y tocara tu corazón de por vida.
Fichado para el mundo como una hoja remolineándose al viento ni los gritos ni tus lagrimas serán escuchados en esta tarde fría como las rejas sin color, y pared que solo vieron dolor y sangre de tristeza silenciosa en espera que suenen los grilletes que vienen raspando el suelo sucio de este purgatorio trayendo al ángel de la muerte se siente en este lugar donde tantos hombres avezados dejaron sus lagrimas saben que pronto pasaran al infierno de las prisiones
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