miércoles, febrero 15, 2006

Resumen del Encuentro de Poesía y Jazz en Limache


"La calle de Limache" de Juan Francisco Gonzalez

La música es quizás la forma más evidente de lo invisible; el músico flota en el vacío mientras interpreta una partitura que lo suspende en el tiempo; el músico se transforma en un escultor del aire. La poesía por otro lado nos permite indagar, atravesar lo invisible y penetrar en su misterio; la poesía, esa experiencia de la inmensidad de la palabra y a la vez de su finitud e incapacidad para nombrar el mundo, nos conduce a asir el silencio y encontrar su música. Poesía y música, dos que un día fueron uno.
El intento de reconciliar estas dos artes es también un intento por reconciliar a ambas con el mundo y su cotidianidad. En esta época en que la palabra se hiere más y más con la publicidad, el periodismo efectista y las voces vacías de los popularismos, y en que la música se envasa y se vende como producto, bien está –al menos en eso creemos- en dar vida a un espacio de total gratuidad, donde estas se entreguen sin un mediador y en donde oficio y calle se reencuentren para volver a descubrirnos y redescubrir nuestra realidad.
Café Moneglia (ubicado Av. Urmeneta 84A) hizo de anfitrión en esta ocasión, un lugar agradable y abierto para todos los que quisieran oír y entender, o al menos dejarse llevar. Nuestro agradecimiento es total para ellos por tomar el riego por abrir su espacio a tal concentración de tiempos. En estos tres días –que para muchos se hicieron pocos- fusionamos a ciudadano con ciudadano en la encantadora comunidad de Limache, que por quinta vez es centro de nuestro sueño.
La quinta es la vencida. La verdad es que no esperábamos tal aceptación y cogida por el público. Veces anteriores todo había resultado demasiado descontrolado y minoritario. Esta vez fue completamente lo contrario y nos da aún más aliento para seguir realizando esta gran idea que venimos proyectando desde el año 2001.
El primer viernes (20 de enero) Francisco Valdevenito y yo nos preparábamos para abrir la sesión junto con el dúo Muzzo/Arratia (Guitarra clásica y Saxo). El lugar estaba lleno y la gente gustosa agradeció alta calidad de los músicos y las palabras de los poetas. Valdevenito venía cargado con algunos poemas de viaje y de amor en que la sencillez y la belleza se alborotaban de imagen en imagen; mientras que por mi lado decidí presentar un proyecto de libro llamado “Eleusis” que trata sobre la ciudad de Limache, la nostalgia y el antiguo mundo que hoy se fragmenta en las pequeñas ciudades.
El segundo viernes (27 de enero) quizás fue nuestro mayor logro como organizadores. Tres poetas porteños se dieron cita en un café repleto que incluía vereda y calle; un dúo de guitarra eléctrica y saxo liderado nuevamente por rodrigo Arratia volvió a sorprender al público con sabias versiones del jazz clásico. Los tres poetas publicados por la editorial Altazor y que comparten diferentes estilos se reunieron en esta agradable sesión; Alberto Cecereu, el más joven de los tres, presentó poemas de su libro “Noticias sobre la Inmanencia” (2005) que ha recibido excelentes críticas y que resulta ser una inivtación a sumergirse en nuestra finitud y soledad radical; Jorge Polanco leyó el hermoso poema “A Pizarnick” de su libro “Las palabras callan” (2005) en la que dialoga con la poeta argentina, con el silencio y con el espacio en que se abren las palabras, así también presentó parte de un trabajó inédito de gran calidad que a más de algunos nos dejó con el hálito suspendido; para cerrar, campante se acercó al micrófono Bruno Cuneo cuyo libro “Verano” (2005) ha sido considerado el “poemario más cruel del año” (Diario La Nación) y en el cual descendemos a una temporada marcada por la frustración y el término de una relación amorosa.
El último día (3 de febrero) fue el de menos público, pero el más íntimo en ambiente. Renán Ponce poeta mítico oriundo de Quebrada Alvarado y con ya 5 libros a su haber hizo una corta lectura de poemas bellísimos en que el hombre y la palabra se abrazaban como dos infinitos para representar la realidad. Axa Lillo, su señora y compañera, que con poemas de su libro “Ojos buenos” (1994) y en especial con “Tarde de domingo” nos reencontró con una infancia perdida. Del otro extremo y justo a la hora, el micrófono pasó a ser parte de Claudio Roa proveniente de Santiago, quien como sentencia primera explicó que no se sentía un “poeta” (palabra más que gastada); nos quedamos suspendidos al silencio y a su música, nos quedamos con un notable último verso: “El silencio es la música de los ojos de Dios”. Intercalando entre poeta y no-poeta el trío de batería-bajo-saxo liderado re-nuevamente por Rodrigo Arratia entregaron en escenario una variada selección de jazz fusión que incluyó a Jaco Pastorius y una versión alusinante de la Pantera Rosa. Cerramos estos tres días con un micrófono abierto en que nos sorprendió un joven limachino con algunos escritos sobre la maldición de poseer celular y divertidos avisos comerciales.
Nos despedimos esa noche como es debido, con la lectura de “El poeta de este mundo” del Gran poeta Jorge Teillier, que es sin duda nuestro manifiesto y estímulo:

(...)Tú sabías que la poesía debe ser usual como el cielo que nos desborda,
que no significa nada si no permite a los hombres acercarse y conocerse.
La poesía debe ser una moneda cotidiana
y debe estar sobre todas las mesas
como el canto de la jarra de vino que ilumina los caminos del domingo.
Sabías que las ciudades son accidentes que no prevalecerán frente a los árboles,
que la poesía no se pregona en las plazas ni se va a vender a los mercados de moda,
que no se escribe con saliva, con bencina, con muecas,
ni el pobre humor de los que quieren llamar la atención
con bromas de payasos pretenciosos
y que de nada sirven
los grandes discursos tartamudos de los que no tienen nada qué decir.
La poesía
es un respirar en paz
para que los demás respiren,
un poema es un pan fresco,
un cesto de mimbre.
Un poema
debe ser leído por amigos desconocidos
en trenes que siempre se atrasan,
o bajo los castaños de las plazas aldeanas.
(...)

(...)Pero a ti no te importaba que te escupieran la cara o te olvidaran
porque como tú lo decías, nadie puede impedir a un pájaro que cante en la más alta cima,
y el poeta derribado
es sólo el árbol que señala el comienzo del bosque.

4 comentarios:

PERIFERIA dijo...

Buena poesía, buenas citas, excelente blog...

Un saludo desde Valparaíso

http://poesia=periferia.blogspot.com

PERIFERIA dijo...

http://poesia-periferia.blogspot.com

Esa es la direccion correcta

Anónimo dijo...

¡Estuvo hermoso!

¡Te quedó buenísima la página! Ojalá en invierno se pueda hacer otro encuentro. Y no creo que sea necesario decirlo, pero debes saber que siempre puedes contar conmigo.

=)

Anónimo dijo...

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